Compartir piso durante la pandemia: consejos para sobrevivir al nuevo confinamiento

Vivir en una casa compartida en tiempos de pandemia se ha convertido en todo un desafío. Esta teoría no sólo se aplica cuando hablamos de compañeros de piso, sino a la mayoría de familias, que de nuevo se ven obligadas a reorganizar los espacios de la casa, transformados en lugares de trabajo, de estudio, de deporte, ocio y descanso. ¿Y cómo sobrevivir de nuevo a una situación de confinamiento?

“Estar confinado puede ser tanto una bendición como una maldición. En la mayoría de las situaciones, el resultado está determinado por nuestras elecciones: elijo ver esto como una oportunidad y no como un obstáculo”.  Esta afirmación es de Cristiana Santos, psicóloga y fundadora de CS-Creating Success, quien resume varias pistas importantes sobre compartir un hogar (o un espacio en la casa) y qué se puede hacer para afrontar mejor la situación.

¿Qué hacer para sobrevivir al confinamiento en casa?

  • Tener una comunicación clara con todos los habitantes de la casa y establecer reglas de convivencia.
  • Establecer límites de privacidad. Todos necesitamos nuestro espacio personal. Por mucho que nos guste alguien o nos sintamos cómodos estando acompañados, es importante tener momentos a solas y espacio personal. Cuando estamos encerrados en el mismo espacio, podemos definir algunas reglas para que exista este espacio:
    • Si es posible, delimita las áreas de la casa donde cada persona pasa más tiempo.
    • Si es posible, dar espacio al otro solo en un lugar cómodo de la casa por un período de tiempo (y luego cambiar en el caso de familias numerosas).
    • Salir en diferentes momentos para tener tiempo a solas tanto en la calle como en casa.
  • Respetar la privacidad de los demás. No porque escuchemos todas las conversaciones y reuniones de trabajo del otro debemos dar una opinión sobre ellas (a menos que se nos pida). Es importante respetar la privacidad de las comunicaciones del otro para que también se respete su privacidad.
  • Si estás trabajando a distancia, define la zona de trabajo . Lo ideal es tener una oficina, así que si el espacio lo permite, reserva un rincón solo para trabajar cierra la puerta cuando hayas terminado e intenta no entrar los fines de semana, como haríamos en el trabajo. Ante la imposibilidad de montar una oficina, es importante definir un espacio de trabajo en casa. Evita que sea la habitación o mesa donde comes. Si tiene que estar en estos espacios, intenta crear una zona separada. Por ejemplo, te sientas en un lado de la mesa para trabajar y en el otro para comer. Esto ayudará al cerebro a distinguir entre trabajo y descanso.
  • Describir las tareas y responsabilidades. Con el cambio en la dinámica y las rutinas familiares, lo que funcionó anteriormente, puede que no funcione ahora. ¿Quién supervisa a los niños cuando tengan clases online o se hace por turnos? ¿Quién hace la compra? ¿Quién limpia y el qué? ¿Quién cocina? La mejor forma de prevenir las discusiones domésticas, que derivan de pequeñas tareas, es mediante la prevención, mediante la comunicación y el ajuste del tiempo.
  • Crear momentos de ocio y relajación. Pasar mucho tiempo juntos no es lo mismo que pasar tiempo de calidad juntos. “Estar encerrados en la misma casa” crea una falsa sensación de cercanía . Las relaciones no se tratan solo de proximidad física, sino de interacción y emociones. De la misma forma que antes hacías actividades los fines de semana, crea las mismas rutinas en casa, como clases de baile, ejercicio físico, juegos de mesa, ver una película o incluso hacer un proyecto de decoración juntos. Hay mil ideas sobre cómo pasar tiempo de calidad con las personas con las que vivimos. Lo importante es definir qué es un momento de ocio o una tarea doméstica.
  • Aprovechar al máximo la situación. Tener una actitud de curiosidad y optimismo ante la situación te ayuda a descubrir nuevas facetas de las personas con las que vives, así como adquirir nuevos hábitos, descubrir nuevas formas de estar en casa, utilizar los espacios o redescubrir el barrio y los alrededores.
  • Cuídate y arréglate. No porque no salgas de casa que te conviertes en una persona “descuidada”; en otras palabras: no trabajes en pijama. Puede que no te vistas como si fueras a trabajar, pero puedes cuidar tu apariencia y estado físico. Una ducha rápida hace milagros, al igual que usar ropa que le dice a tu cerebro que estás en modo de trabajo.
  • Mantener las rutinas de sueño. Nuestro ciclo de sueño regula nuestro estado de ánimo, por eso es muy importante que te mantengas constante y saludable.
  • Finalmente, si surge el conflicto o si tienes días más grises, recuerda que todo es temporal y elige las batallas que merece la pena pelear. Es posible que no controles lo que sucede en el mundo, pero sí puedes controlar tu reacción ante lo que sucede en su mundo.

[Fuente: Idealista]

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